“LEER significa aceptar que quizás sean los Otros ( narrador y demás lectores) quienes pudieran tener razón. LEER significa aprender a escuchar”
Grup d’Estudi de Lectura creativa.
La casa de todos los que perdemos el color con el trajín de la vida y queremos recuperarlo leyendo. No hay maquillaje que tenga un efecto tan regenerador como leer primero y luego compartir las lecturas en compañía. Funciona y se nota, como dicen los múltiples anuncios de los productos antiedad, ya sean en formato crema o en las diferentes teorías y técnicas que tratan de encontrar solución a lo que no lo tiene, porque no es un problema. La vida. No nos damos cuenta, o no queremos aceptarlo, el caso es que insistimos en ello: exponernos sólo, incluso sin correr riesgo como hace la mayoría, ante las palabras de la vida, nos “decolora”. En contra de lo que nos dicta nuestra inteligencia y sensibilidad, seguimos empecinados sólo en estar vivos, sin preocuparnos nunca en “ser alguien”, es decir, en pensar por qué y de que manera estamos vivos. Un tipo de despreocupación que combina letalmente promesas de satisfacción ifaustas y sus correspondientes calamidades imprevistas. Sin embargo, la exposición atenta y con sentido a la influencia de las palabras de la literatura resucita a ese alguien encallecido que llevamos dentro. Al menos, desde la silla que ocupo en las tertulias, si observo que cuando los lectores hablan con las palabras de la literatura algo de color emerge de sus adentros y se instala con discreción en sus rostros pálidos y en sus miradas ausentes. Nada que ver con las conversaciones habituales, donde las palabras que pronuncian los mismos lectores aparecen desquiciadas dentro de la maraña del apresuramiento exterior. Vivir rápido no es vivir más, ni deja de perpetuar lo que es vivir: estar a servicio de algo, o, en el peor de los casos, sometido a alguien. Es el precio por querer progresar a toda costa, que ha elegido el ser humano occidental como su única forma de liberación. Pero todo el que aspira sólo al progreso debe saber que tiene la fecha de caducidad escrita con trazos gruesos en su piel e inscrita anónimamente en su alma. Sin embargo, todo el que aspira, además de estar vivo, a ser también en lo de siempre, a retroprogresar, a progresar retrocediendo, o al revés, acaba por encontrar un lugar en el mundo. Que es de lo que se trata.
Encuentro mensual en LA CASA DE LOS CUENTOS
( Baix Garriguella – Alt empordà).
Requisito único: querer aprender a leer.
Una casa donde siempre habrá un narrador que nos cante y nos cuenta un cuento. Una casa donde poder retroceder así al origen, para saber por qué hemos llegado al presente. Una casa, en fin, que es condición de nuestras posibilidades imaginativas hacia el futuro. Una vez dentro, entre los otros lectores, únicamente de cada lector depende,.
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